Descripción: El tabernáculo de la
capilla mayor de la iglesia de Santa María puede considerarse como la
plenitud del rococó en la ciudad. Sobre esta importante obra no se tienen
noticias exactas. En primer lugar se desconoce si fue realizado para la
iglesia, inaugurada en el año 1778, o si procede de la iglesia jesuítica de
San Fulgencio que fue depositada en Santa María en 1772 y que se describió
como “una pira de cuatro
caras que ha de servir de retablo en el altar mayor”
en la documentación existente sobre el reparto de los bienes de la Compañía
de Jesús. Tampoco se conoce su autor porque aunque se sabe que Antonio
González Cañero en 1773 realizó unos candelabros para la iglesia, la
documentación no precisa que interviniese en la obra, presumiéndose que
pudiese haberla adaptado a su nuevo emplazamiento en el caso de proceder San
Fulgencio. El tabernáculo exento presenta planta cuadrada que apoya sobre un
altar de cuatro frontales cuya planta y alzado aparecen desestructurados por
sus movidos contornos y por los cuatro estípites de sus esquinas que
albergan las imágenes de los evangelistas empotrados en su parte central. La
parte más interesante del tabernáculo lo constituye el cilindro del cuerpo
enmarcado en cada una de sus caras por parejas de estípites, estando
colocado en la parte inferior el sagrario y encima el manifestador que
presenta en sus cuatro frentes puertas curvas accediéndose al interior a
través de una escalera, colocada en la parte posterior. Este conjunto se
remata mediante una movida cornisa sobre la que se aposenta una imagen de la
Asunción. El carácter atectónico de esta original máquina, una de las más
llamativas del barroco ecijano, se acentúa a través de su exuberante
ornamentación y sus imprecisas superficies cubiertas de una decoración
rococó que muestra la calidad y técnica de los artífices ecijanos. El
tabernáculo mantiene los preceptos tridentinos al situar el altar en el
centro de la capilla mayor y no en su testero, como era habitual, por lo que
abandona la tradicional tipología del retablo mural y se erige en el único
caso de todo el retablo barroco sevillano. |