Descripción:
La decadencia del rococó comienza a apreciarse en el
último cuarto del siglo XVIII manifestada a través de la obra de José de
Araujo, oficial de tallista de Antonio González Cañero, uno de los
grandes artífices de la talla ecijana. Araujo realizó el conjunto de
retablos de la iglesia de Santa Bárbara.
El retablo de la capilla
sacramental, de planta rectilínea y sustentado por cuatro estípites,
estando los laterales sesgados, muestra la contención decorativa
encaminada hacia postulados neoclásicos que va a implantarse en la
retablística en estos momentos, quedando relegado el uso de la rocalla a
su mínima expresión. El retablo se realizó en 1782, una vez que Antonio
Matías de Figueroa hubiese finalizado las obras de la capilla. El único
alarde rococó se aprecia en los postigos que dan acceso a la sacristía.
Esa misma tendencia hacia la sencillez decorativa se percibe en los
cuatro retablos-hornacina, sustentados, asimismo por estípites, que
completan la ornamentación de la capilla, los cuales contrastan con el
sacramental –blanco- por su rica policromía. Esta obra puede
considerarse como el último gran conjunto de retablos barrocos de Écija.
Como dato de interés en la ejecución del retablo de la capilla
sacramental está el pleito que originó su elaboración en el que
intervino Francisco de Acosta “el Mayor” quién al reconocer el retablo
se asombró del uso de los soportes –estípites- empleados, que ya se
habían dejado de usar en Sevilla, indicando lo anacrónico que resultaba
y recomendando a Araujo la utilización de columnas. |